Fever-Tree celebra 15 años en España con un gran hito: seguir superando las expectativas del consumidor.

Hace 15 años, Fever-Tree llegó al mercado español de manera casi casual cuando Richard Hamilton, uno de los padres del Pop Art británico y fiel cliente de elBulli, le llevó a Ferran Adrià unas botellas de una marca de tónicas que recientemente, 2004, había nacido en el Reino Unido. Lo hizo convencido de que era la tónica idónea para el gin tonic que la sobremesa del que fuera el mejor restaurante del mundo merecía. Ése fue el primer y decisivo capítulo de esta historia.

A partir de ese momento, un hecho desencadenó otro. Adrià se convenció de que estaba ante una gran tónica que el mercado español todavía no tenía. Pero faltaba una tercera persona: Marc Calabuig, a quien el chef pidió que trajera Fever-Tree a España, porque era la tónica que él quería para sus clientes como broche final a la altura de la experiencia gastronómica de su restaurante.

En la copa y en la sopa
Calabuig contactó con los fundadores de Fever-Tree, Charles Rolls y Tim Warrillow, y se convirtió en el distribuidor en España a través de su empresa ICC. Primero solo se podía encontrar en el templo gastronómico de Cala Montjoi, y Adrià incluso la convirtió en un ingrediente culinario.

Investigó con ella y creó la Sopa de Agua tónica elaborada con Fever-Tree, que consistía en Fever-Tree Premium Indian Tonic Water congelada, acompañada de pétalos de rosa y cubitos de piel de naranja. La receta fue presentada en noviembre de 2006 en el congreso Lo Mejor de la Gastronomía (San Sebastián), elevando radicalmente la notoriedad de la marca y despertando la curiosidad de profesionales y prensa especializada que deseaban conocer y probar la tónica que había seducido nada más y nada menos que al chef Ferran Adrià.

Categoría gastronómica

Pronto daría el salto, primero a nivel regional y después nacional, gracias a la ingeniosa idea de trabajar con una red de distribuidores especializados en el mundo del vino, Fever-Tree Indian Tonic Water penetró en la alta gastronomía. Y es que el desembarco sucedió en el momento oportuno. En 2006, nuestro país vivía el boom del gin tonic.

Desde la matriz, en Reino Unido, siempre han apuntado que su producto conquistó la categoría gastronómica gracias a España, es decir, debido a ese cuidado que entonces ya se concedía a un gin tonic preparado con detalle y mucho mimo, y disfrutado con devoción e incluso liturgia propia.

No solo chefs y sumilleres corroboran su singularidad, por supuesto la secundaron reputados bartenders que vivieron su introducción en el mercado español como una auténtica revolución. Estaban ante la primera tónica formulada con vocación de ensalzar y estar a la altura de los mejores destilados.

Fever-Tree Indian Tonic Water irrumpía con una receta única: elaborada a partir de un conjunto de aromas y sabores naturales tales como aceites de naranja de Tanzania, azúcar de caña, agua de manantial, además de la quinina extraída del árbol de la fiebre.

Expansión: no solo en restaurante y coctelerías
Cuatro años después, en 2010, quienes la habían probado en las mejores mesas de España, quisieron encontrarla en tiendas especializadas y supermercados. Fue así como la expansión de la marca se inició de forma imparable y asociada de manera natural a los destilados premium. Y es que, tal y como dijo su creador, Charles Rolls: “Si ¾ de tu combinado es el mixer, ¿no debería ser éste de la mejor calidad posible?”.

Hoy por hoy, Fever-Tree es la elección de un perfil de consumidor que busca una experiencia redonda, perfecta, desde el momento del aperitivo y hasta la sobremesa. En estos 15 años, Fever-Tree ha puesto de manifiesto la importancia del mixer a la hora de elaborar un cóctel o combinado.

Dada su calidad e idoneidad para mezclarse con bebidas alcohólicas respetando sus características y sin enmascarar el sabor, en 2021 fue elegida por séptimo año consecutivo como la marca líder mundial de tónica, según el estudio “The Drinks International Annual Brands Report”.

Primero, Richard Hamilton y, después, Ferran Adrià, ejercieron de altavoces de una tónica que convence porque su sabor y matices, así como su afinidad para maridar con destilados premium, son su mejor carta de presentación. 15 años después, Marc Calabuig reconoce que el mayor éxito de la marca es que el producto está a la altura de las expectativas del consumidor.

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