El Grifo Hotel, el destino enoturístico que conecta con la autenticidad de Lanzarote

Durante muchos años, El Grifo era una de las paradas “obligatorias” de los turistas. Su bodega y el museo que alberga eran visitados por turistas de todo el mundo. Fue hace tan solo dos años cuando sus propietarios, los hermanos Juan José y Fermín Otamendi, decidieron dar un giro en su propuesta. Y que la calidad superara a la cantidad. Hoy, su oferta de enoturismo articulada en torno a visitas ultra cualitativas atrae a verdaderos amantes del vino; su wine bar demuestra que sus excepcionales vinos se disfrutan al máximo acompañados de productos cercanos, de la propia isla; y que alojarse cerca, en un pequeño y confortable hotel, a tan solo unos kilómetros, con acceso a ciertas experiencias, también a medida, es el broche a una escapada o vacaciones perfectas.

Precisamente para quienes entienden el enoturismo como una experiencia única, para los viajeros que eligen un destino en función de su tradición, cultura y actividad enológica, ha sido concebido El Grifo Hotel. Ubicado en ese paisaje volcánico que sorprende a propios y a extraños, La Geria, y en el centro de la isla, en el municipio de Mozaga, abandera una indiscutible apuesta por un turismo de calidad, sostenible y en diálogo con la viticultura de la isla, además de acorde con la propia historia de la familia propietaria de la bodega.


Conexión auténtica con la isla

Construido a finales del siglo XVIII y catalogado como Patrimonio Histórico de Lanzarote, fue la casa familiar durante generaciones, y en 1998 se transformó en el hotel Caserío de Mozaga. En esta nueva etapa, este pequeño hotel boutique demuestra con orgullo que estar donde está, con una tradición vinícola única en el mundo, es su mayor valor. Unido a la hospitalidad de la isla que lo convierten en la dirección clave de quienes ansían silencio y calma, desconexión y, al mismo tiempo, planes enriquecedores.

Levantado sobre la lava, cuenta tan solo con 9 habitaciones dobles y 2 suites. Cada una es diferente, pero todas tienen en común la elegancia y sobriedad estética, así como un sinfín de pequeños detalles que marcan la diferencia. Pero existe otra gran razón para elegir El Grifo Hotel. Y es su restaurante, El Grifo Mozaga, disponible por supuesto para clientes externos, de martes a sábado a partir de las 18.00 h. Se trata de una de las sorpresas gastronómicas de la isla. A partir de ingredientes próximos y frescos, así como del acervo culinario local, la cocina canaria se convierte en una experiencia altamente creativa y sensorial que encuentra en los vinos de la bodega más antigua de las Islas Canarias la armonía perfecta.

 Experiencias a medida

Como cortesía, los huéspedes de El Grifo Hotel son recibidos con una copa de vino de El Grifo, disfrutan de una visita con audioguía a la bodega y una cata comentada de algunos de los vinos que mejor representan el carácter de la isla y de su viticultura valiente.

Además, tienen acceso en exclusiva a dos experiencias. Por un lado: Experiencia Finca Testeina, un recorrido que comienza en el propio hotel, continúa entre los viñedos, con cata de dos vinos y degustación de quesos locales, y tras la visita al museo y la casa familiar, concluye en el wine bar con una degustación y armonía de bocados exquisitos. Y por otro: Apasionados por el vino, visita a los viñedos, cata en los chabocos centenarios, recorrido por el museo, acceso a la casa familiar y a la biblioteca, así como cata comentada de seis vinos con quesos de la isla.

Existe un hotel que verdaderamente conecta con la autenticidad de Lanzarote, y es el El Grifo Hotel.

 

El Grifo Hotel

C/ Malva 8, – 35561, San Bartolomé (Lanzarote)

A partir de 130 euros

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